En el mar la vida es mas sabrosa

El Ogro en Oaxaca (la tierra de El Oaxaquita López)

Dicen que para aliviar el tedio y reconciliarse con la vida endiablada que uno suele llevar en la ciudad lo mejor es tomarse unas vacaciones, y si el destino es una playa mucho mejor.
Y dicen también que escuchar los consejos del vox populi suele ser buena idea, así que teniendo un poco de tiempo muerto en la chamba y mucho tedio a mis espaldas, me fui con unos amigos a la playa.
El asunto del clima no fue culpa de nadie, lo concedo –por lo menos de ningún humano– la cosa es que desde que salí de mi casa, cayó un aguacero torrencial que no paró sino hasta el segundo día de nuestra estancia en San Agustinillo, pintoresca playa muy cercana a Mazunte.
Cualquiera diría que estar en una playa con mal clima es una pérdida de tiempo, pero la verdad es que lo disfruté bastante. El ir armado con “Los Hijos de la Medianoche” de Salman Rushdie, –un ladrillazo de 800 páginas que por desgracia estaba llegando a su fin– y además con una pobrísima disposición a asolearme, o hacer snorkel, pesca, surf o alguna de aquellas turradas que los pijos sin imaginación suelen hacer en la playa, fueron factores que me colocaron en una situación muy a tono con las circunstancias.
Al llegar a Pochutla, lugar donde teníamos que tomar el último transporte hacia nuestro destino playero-nubladoso, decidimos que luego de unos días en la playa nos iríamos a Oaxaca capital, compramos nuestros boletos y tomamos un caro taxi que nos habría de llevar a destino.
Los 3 días en la playa podría resumirlos de la siguiente manera: todo el día echadote en una hamaca, con la correspondiente dosis de monchis, chelas, comida deliciosa que preparaban Ana y Jeff –los dueños de la posada en que nos quedamos–, y algo de música que tuve la precaución –¿o naquez?– de llevar.
Desgraciadamente, lo que más faltó fue el elemento femenino, pero es bien sabido que las mujeres ogro son muy difíciles de encontrar, según sé la gorda princesa Fiona de Shrek es en realidad un ogro medio jotón con peluca –el pobre Shrek se tenía que morder uno y la mitad del otro cada que tenía que besarlo– pero en fin, ya saben que en el pinchi cine todo es falacia. Mis amigos no tuvieron el mismo problema por que bueno, no son ogros, son un tío y una tía normales. Y son novios desde hace rato.
Hélos aquí:

Alex por Bárbara

Bárbara e instalacion de land art, por Alex

En Mazunte, las playas solitarias, barridas por la tormenta empezaron a recordarme aquellas pelis de intriga y suspenso donde dos agentes malos se citan en un paraje abandonado (como una playa con mal tiempo, por ejemplo), para intercambiarse información o maletines que contienen muestras de virus tóxicos o mota o que se yo.

Cita clandestina de espias, por El Ogro

Claro, con la sutil diferencia que aquí nomás había surfers esperando a que descampara el cielo (cosa que nunca hizo el muy méndigo), gringas teenagers buscando drogas (o qué se yo) y uno que otro changarro de marisco y chela abierto mas por indolencia que por otra cosa.

Mazunte sórdido, por El Ogro

Ahí fuimos al museo de la Tortuga en medio de una lloviznota y vi por primera vez en mi vida a las tortugas marinas. Buena onda esos bichos, ¡y super coquetas las canijas!…Si te acercabas un poco a la pecera, enseguida se ponían frente a ti aleteando y enseñandote la panza blanca. Ahí mismo en Mazunte me enteré que pescadillas son las quesadillas de pescado: PESCA de pescado y DILLAS de quesadillas… y yo que toda mi vida pensé que pescadillas eran las mugres tiritas de pescado empanizado que te venden en cualquier mercado…
El viaje a Oaxaca Capital desde la costa es como un viaje en la maldita montaña rusa, lo hicimos de noche pa no ver las cañadas que hay que sortear, pero aún así no nos libramos de rebotar en nuestros asientos y acabar con torceduras de cuello de segundo grado, solo hasta que salimos de las turbulencias pudimos conciliar todos el sueño. En una de las múltiples veces que desperté, me di cuenta que la chica que viajaba al lado mío roncaba con dulzura sobre mi hombro y no tuve corazón para discretamente hacerle a un lado. …–¡Vooy! ¡Hasta novia voy a tener llegando a Oaxaca!– decía la voz en off. La chica, ajena a mis cavilaciones se despertó de golpe y apenada arrojó su cabeza hacia el otro lado, quedando dormida en el acto. –¡Chale!– sentenció la misma voz en off.
Llegamos como a las 6:30 de la mañana, con nuestras mochilas en los hombros agarramos taxi pal centro, donde nos dijeron que encontraríamos hoteles baratos, pero estábamos tan hechos leña que terminamos metiendonos en uno no tan vara pero confortable y con tele.

Mira de nuestro cuarto de hotel, por Alex

La ciudad de Oaxaca es básicamente igual a cualquier ciudad mediana, pero el centro… ¡Jo! Es el paradigma de lo que sería el centro de cualquier pueblito si fuéramos primermundistas. Las calles adoquinadas super limpias, la estética predominante es coyoacanesca-san angelesca (con todo y jipiosadas, pero en tiendas, no en puestos) así como su fauna, que se nutre entre otras cosas de turistas extranjeros uniformados a la doctor Livingstone, universitarios que nomás se asoman desde las ventanas de las facultades de la Autónoma a ver quien pasa, turistas nacionales holgazaneando en el kiosko (o sea nosotros) y ya de noche los retoños de la plutocracia oaxaqueña, que salen a pasearse a los alrededores de Santo Domingo a pescar reve.
Nuestra estancia fue por demás tranquila, visitamos el Centro Cultural Santo Domingo (en mi caso era obligación, mi hermano participó en el proyecto de reestructuración) el Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca y una que otra iglesia, incluyendo la catedral.
Fuera de eso, nos dedicamos a degustar la cocina oaxaqueña, todos nuestros desayunos los efectuamos en el mercado, las comidas y cenas en distintos lugares. Y ya de noche, por supuesto a degustar la bebida tradicional del estado: el Mezcal. Bueno, en realidad nos bebimos un montón de cosas mas, no nomás mezcal.

De estas expediciones de degustación extraje las siguientes conclusiones:

– Las tlayudas del mercado son las mejores sin duda.
– El tasajo (es una variedad de cecina) también, pero ojo, el mejor tasajo es el que te venden en la zona de carnicerías, no en el mercado de fondas.
– El chocolate preparado con agua es rico, pero el que tiene leche le parte el trasero a lo que sea, y si te lo tomas con un pan de yema… ya la hiciste.
– El Amarillo es un guiso delicioso, no se le puede describir mucho asi que si vas, pruebalo.
– Los tamales oaxaqueños vienen en una presentación que trae dos, así que aguas.
– Debajo del kiosko preparan unas tortas excelentes, hay de queso Oaxaca por supuesto, de milanesa (esas son mis favoritas) de jamón, de queso de puerco y… ¡De lengua!
– En el pueblo donde está el árbol del Tule encontramos una bebida que se llama tejate, es como una horchata, pero de maíz y es deliciosa. Ah y también preparan un agua con chilacayote que también está buena.
– Los chapulines están ricos, los gusanos no tanto.
– Al llegar a la ciudad, comprate una caja de Alka Seltzer.

Sección de bebidas:
– El mezcal reposado es bueno
– Pero el Mezcal Minero es EL BUENO
– Sin embargo, el Mezcal de Pechuga, es ¡¡¡¡¡¡EL REY!!!!!!!!!
– Hay cremas de mezcal de distintos sabores, los mejores son los siguientes: Nuez, Cajeta, 17 hierbas, Maracuyá y Naranja.
– Al igual que con todas las bebidas dulces, no es recomendable emborracharse con las cremas.

Vendedor de Gelatinas, Oaxaca, Oax. por Bárbara
En un rato de aburrición se nos ocurrió que era buena idea ir al cine y nos metimos a la sala de un complejo llamado Cinemax o algo así a ver Day After Tomorrow… doblada al español. Por fortuna las actuaciones no daban para mucho, así que igual la pudimos haber visto en mandarín, y la cosa no hubiera cambiado demasiado, pero quedan bajo aviso: en Oaxaca proyectan películas dobladas al español sin avisar, ¿ok?
Una de las últimas noches que pasamos ahí, al calor de unas tortas de kiosko que nos empujamos con chelas room service, nos pusimos a jugar poker y conversar sobre el viaje. Y fuera de las obvias compras de pendejadas a manera de souvenires, y de los paseos obligados por sitios ‘De Interés’ uno puede seguir notando toda la pobreza que persiste; el mercado está lleno de gente que te pide dinero o que te quiere vender cualquier cosa a cualquier costa, en el palacio de gobierno había un plantón que quién sabe cuanto tiempo tiene ahí. Y yo no puedo dejar de preguntarme de vez en cuando si el progreso que tanto pregona José Murat no se habrá detenido en las primeras cinco cuadras del zócalo, por que fuera de éstas no vi demasiado…

La primer noche de regreso a la realidad, y después de la debida repartición de recuerdos entre amigos y familia, me puse a recordar varias cosas mientras empezaba a conciliar el sueño; de lo último que me acordé antes de quedarme jetón, fueron dos de los muchos brindis que hicimos: uno de ellos en San Agustinillo, la noche de un día en que Alex casi se ahoga en el mar, y que tuvieron que ser rescatados el y su orgullo herido de deportista extremo por un pescador local. Esa noche brindamos por la Vida.
El otro brindis a que me refiero lo hicimos en la ciudad de Oaxaca y fue por éste viaje y por que pudieramos hacer mas viajes juntos en el futuro.
Y si, mientras tengamos vida, disfrutemosla viajando. Y si es con amigos, mejor.
No todos los Ogros viven solos bajo puentes viejos.