lunes, octubre 03, 2005

Tiempos modernos

Todos hemos escuchado en ámbitos muy diversos acerca de las personas que encuentran una manera de ganar dinero a través de la red; los más célebres incluso han renunciado a sus trabajos normales para dedicarse al envío sistemático de spam con la ayuda de piezas de software destinadas a automatizar tareas, o bien para alimentar blogs cuya afluencia de visitantes les reporta –a través de extraños pactos con empresas de advertising– ganancias suficientes para suplir sus dosis diarias de Cheetos, Cocas y burritos de microondas.
Esta manera de ganarse la vida pareciera ser lo más cerca que ha estado la civilización occidental de alcanzar el sueño americano; el hombre en un estado de embedding permanente con la computadora, misma que adquiere un carácter de interfaz entre el sujeto y la realidad.
No existen jefes malhumorados ni acosadores, no existen compañeros de trabajo pesados y engorrosos, no tienes que lidiar con el tráfico matutino ni cambiar la llanta que se te ha ponchado, ni siquiera te tienes que preocupar por quitarte la pijama o acaso bañarte; el enfrentamiento al mundo exterior desaparece y te refugias en el pequeño capullo de 3 x 3 de tu habitación.
Puedes si así lo deseas, ordenar tu desayuno por teléfono, ¿que tal un jugo de naranja fresco, o unos huevos con tocino recién cortado, o pan recién salido del horno?
Las responsabilidades se han reducido a supervisar el buen funcionamiento de bots que hacen el trabajo duro, sea infectar los correos electrónicos de desconocidos con millares de propagandas que nadie leerá, entrar quinientas veces al día a determinados sitios, o bien jugar una partida de póker online a tu nombre y ganar digamos unos cincuenta dólares mientras lees y respondes tu e-mail, chateas con tu novia(o) virtual que se encuentra al otro lado del mundo –y que probablemente ni siquiera llegues a conocer–, descargas por BitTorrent el último disco de Sigur Rós lanzado apenas hace unas horas, le rompes el culo al ávatar de algún engreído que no calculó tu experiencia en Halo, o simplemente te masturbas viendo sitios porno amateur. Suena bien ¿no?
Es como si los días en que tus padres te dejaban faltar al colegio y quedarte en cama hubieran regresado para quedarse, tu computadora y un módem son el cordón umbilical que te sigue atando con el mundo; y mientras tu cuenta bancaria se muestra no sólo estable sino lozana, tu piel adquiere un tono pálido y tus piernas se desacostumbran a las caminatas largas.
Mucho se ha discutido sobre la alienación provocada por la agresiva oferta de los medios de entretenimiento personales, los primeros casos documentados del fenómeno son quizás los otakus japoneses, desempleados que viven en un estado de enajenación continuo, absorbidos por el anime, el hentai o alguna starlet del momento. El caso de las madres obsesionadas con las máquinas patchinko es célebre por lo macabro de sus desenlaces; a menudo dejan a sus niños encerrados en los automóviles durante horas y muchos de ellos han muerto ahogados por el calor y hasta por deshidratación, mientras sus madres dilapidan fortunas enteras en las alegres regionalizaciones de los jackpots de Las Vegas.
Pareciera como si el objetivo de la 'evolución' del entretenimiento se orientara a no dejarte salir jamás de casa; TV-on-demand, DVD-on-demand, music-on-demand, food-on-demand, drugs-on-demand, apparel-on-demand, news-on-demand, life-on-demand.
La idea de transferir el mayor número de actividades cotidianas posibles a la esfera de lo virtual, ha convertido nuestras vidas en una gran simulación Matrix-style; el simple hecho de sentarte a jugar un juego de póker común y corriente ha desaparecido para siempre. Ahora tienes que abrir una cuenta en algun sitio consagrado a esto, descargar un software que sirve para "asistirte" en tus juegos, conectarte a algún servidor que te pondrá a jugar –si tienes suerte– con un puñado de alienados como tú que pueden perfectamente no hablar tu idioma. En el peor de los escenarios posibles, jugarás contra piezas de software – bots – escritos especialmente para desplumar a incautos como tú...
La regla primordial entre los que ven el poker online como un medio de subsistencia es la siguiente: conversa, si ellos no lo hacen, retírate de la partida. Los bots no tienen la capacidad de chatear y así es como los reconocen.
No sé a ustedes, pero éstas últimas tres líneas me suenan terriblemente similares a aquella parte de Terminator donde la resistencia aprende a reconocer a los cyborgs disfrazados de humanos...
Es evidente que el matrimonio entre el reino de lo orgánico y el de la temida AI no se dará –por lo menos en un futuro cercano– como lo planteó aquel profeta del cataclismo en el que ya vivimos inmersos: para William Gibson y para toda la subcultura cyberpunk el hombre y la máquina se incrustan casi como por un choque, aquél monstruo violador mitad hombre-mitad maquinaria industrial llamado simplemente "El Hombre de Hierro" –Tetsuo, en su original japónes–, es el paradigma de generaciones enteras de desgraciados incapaces de sostener relaciones afectivas reales con el mundo, como Tsutomu Miyazaki, quien en un arranque de depresión fué capaz de secuestrar a varias niñas pequeñas, violarlas y literalmente devorarlas como sus dioses de la pantalla chica.
La idea del pintor sueco H.R. Giger con respecto a la fusión entre el hombre y el entorno artifical en el que se ha encerrado como una crisálida, también simpatiza con esta teoría del matrimonio físico entre la carne y la máquina, pero me parece que tal proceso se ha dado ya a un nivel mucho más grotesco: el espíritu.
Cada vez es más común escuchar sobre las estadísticas –el ávatar virtual de la vox populi– que muestran como la gente está dejando de tener hijos y mascotas y en cambio engrosan las ventas de tamagotchis y aibos , de como las relaciones amorosas online pueden llegar a ser más perdurables que las reales, de como el messenger y el e-mail han sustituído de manera alarmante el correo tradicional y hasta el teléfono. Hoy en día la noticia propagada en internet de como una chica mató a su novio golpeándolo salvajemente en la cabeza con su iPod, apenas provoca un chasquear de dientes. El móvil del delito: el infortunado romeo había borrado accidentalmente toda la música contenida en el aparato; cientos de canciones descargadas por internet.
Toda esta apatía, la pérdida de la noción de comunidad e incluso de la alteridad ya ha cosechado a nivel masivo sus frutos; ahora puedo ver como mi ciudad se hunde bajo las aguas y puedo escuchar los gritos desesperados de mis vecinos ahogándose en el sótano de su casa, y puedo quedarme impávido sentado en el tejado de mi casa, esperando a que –como en las películas– alguien venga a rescatarme y a recoger los cuerpos de los vecinos.
Este escenario, en el que los humanos empezamos a comportarnos como zombies de Romero es el terreno idóneo para el florecimiento de aquella conspiración neo-medieval imaginada por Roberto Vacca y reconstruída por Eco en La Nueva Edad Media.
El umwelt tecnológico que hemos creado nos envuelve, nos seda, nos fabrica una metarrealidad en la que desaparecen los niños adictos al crack, los obreros explotados por multinacionales, el asalto al patrimonio nacional por parte de transnacionales con cara de países, el calentamiento global, la humillación y la miseria que hacemos pasar a los demás en nuestra búsqueda particular de la felicidad, la desaparición de especies animales y vegetales de la faz de la Tierra, y sobre todo, la eventual desaparición de nosotros mismos de la vida de aquellos que nos quieren.
Ya sé que parece sacado de alguna novela de ciencia ficción, pero hoy día la gente empieza a preferir la oscuridad de su cuarto, el flicker azul del monitor y el suave ronroneo del ordenador a los cielos azules, los resfriados, la presión, las risas, los besos.
Quizás suena pesimista ver las cosas de esta manera sin darle su lugar a los avances tecnológicos que nos han ayudado a crecer en el mejor sentido de la palabra, pero ver el vaso medio vacío es parte de mi posición como apocalíptico confeso.
Aunque todavía me resisto... es más, voy a dejar de escribir ahora mismo, y mejor me pondré a jugar con Mina, la perra de seis meses que desde hace un rato ilumina la vida de mis mejores amigos.
Si, eso voy a hacer.

5 Comments:

At 11:10 p.m., Blogger El Ogro said...

Crime News and advertising?
That's a new one indeed...

 
At 5:16 p.m., Anonymous Anónimo said...

Ogro no son solo los geeks o la gente que trabaja en programacion o en diseño poe computador la que vive en ese mundo virtual?
Creo que la mayoria vive afuera, no en la computadora.

 
At 8:11 p.m., Blogger El Ogro said...

Afortunadamente así es.
Por suerte el incrustarse en una computadora viviendo de ello es algo muy complicado para los habitantes del tercer mundo. Se requiere de toda una infraestructura que el ciudadano medio no tiene, de manera que es imposible pensar en una especie de 'epidemia'.
Sin embargo, la incidencia que la computadora personal y el internet tienen en nuestras vidas es innegable, y eso va tanto para la secretarias que se la pasan todo el día conectadas en messenger como para los abuelos que solo abren sus correos para ver fotos de los nietos.
Los casos de los que hablo -son por supuesto- extremos, pero no por ello dejan de ser sintomáticos de ese desmadre idiomático-emocional que cargamos desde hace un rato.

 
At 2:58 p.m., Anonymous Anónimo said...

Mi visión más optimista es que en un futuro cercano, se especialize la tecnología y dejemos de tener a la computadora como unica herramienta. Es decir, que se separen las funciones de la computadora en maquinas separadas. Una para diseño, otra para escribir, otra para comunicarse. Asi cada tarea tendria su tiempo y espacio. Creo que asi no tednriamos que pasar el dia entero sentados frente a la computadora.

Otra visión optimista es que las interfaces superen al ratón y el teclado y tengamos medios de interacción más sanos que no nos aislen.

 
At 8:47 a.m., Blogger El Ogro said...

Esa es una alternativa bastante alentadora, pero sólo podría realizarse en un plazo de tiempo largo, hasta que den una vuelta de tuerca las tendencias de marketing para las computadoras, que apuntan precisamente a que hagas el mayor número de actividades posible en ellas.
El ejemplo más emblemático de esto es la campaña de Apple iLife, en la que regalan con las compus nuevas un paquete de programas –también disponibles a la venta– que básicamente son una huevada.
Quizás el tener un reproductor y organizador de música sea necesario si te gusta mucho la música y la oyes todo el tiempo, pero ¿hacer DVDs?, ¿hacer música?, incluso la mayoría de las funciones avanzadas de iPhoto son superfluas.
Pero claro, como buen truco de MKT, este producto te CREA la necesidad de hacer DVD's del cumpleaños de la tía Chucha, e incluso la necesidad de convertirte en un desktop musician.
Esa es mas o menos la lógica; de todo ese gran aparato que nos venden con la idea de tener un ordenador, hay bien pocas cosas que realmente necesitemos.
La metáfora de las interfases seguramente cambiará, yo la verdad soy fan de la propuesta de interfaz que usan en Minority Report, por lo menos con ella haces ejercicio!.
:D

 

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