La mano del muerto
Cuando era niño me fascinaba toda esa liturgia que comprende la alegre celebración del día de muertos, admiraba la devoción con que familias enteras acuden a los cementerios para festejar con sus desaparecidos, ver a la gente que asiste a Mixquic y al Panteón Jardín con canastas rebosantes de comida y bebidas, con ramos gigantescos de flores y manteles de papel picado, verlos decorar con auténtica veneración las tumbas de sus familiares fué para mi una experiencia tan chida que pronto se convirtió en mi festividad favorita.
La costumbre de poner altares la pesqué por mi abuela paterna pues siempre le ayudábamos a ponerlo, y ahora para no perder la costumbre, yo y mis amigos armamos un altar en nuestro estudio, es pequeño pero trabajillo costó.
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