miércoles, mayo 19, 2004

Mi vida sin mi (bueno, sin Sarah Polley.. bueno sin el personaje de Sarah Polley… en fin)

Antes de empezar necesito aclarar algo:
Las películas de enfermos terminales me dan una hueva infinita.
La idea de sentarme frente a una pantalla durante un par de horas a observar como agoniza un(a) pobre diablo(a) que:
a) Tiene un amor por la vida inconmensurable y teje su drama bajo la premisa del mítico ¡¡¡¡No quiero morir!!!!!!
b) Alberga en su corazón un odio cerval contra todo el mundo por su ingratitud no obstante su valía como ser humano y se dedica con todo encomio a hacerle la vida imposible a los zoquetes que siguen cuidandolo(a), –pienso en Ed Harris y su gran papel en The Hours–, a menudo estos personajes son b1) altruistas contagiados por el Ébola en alguna expedición, o b2) artistas alcohólicos no reconocidos por las masas, o b3) filósofos desencantados, o la mezcla de todos.
c) Vive sumido en un lamentable mar de tristeza y confusión, pues c1)su pareja pérfida los ha contagiado de un mal incurable y además los abandona a su suerte, c2) Es víctima de una enfermedad desconocida c3) Nace enfermo así nomás y tiene que apechugárselas con la certeza de que morirá–pienso en John Merrick–.

me parece no sólo una pérdida de tiempo, sino una especie de masturbación del sentido de la piedad. Por supuesto que tiene su fuerza el construir un personaje que se acerca a la muerte, y que es una buena oportunidad para sacar lo mas noble de las personas que rodean a nuestro cuasi difuntito, pero la verdad es que zamparse semejantes dramas no nos hace mejores seres humanos, cualquiera que haya experimentado la muerte de alguien cercano podrá constatar que a la hora de los trancazos (o la hora cuchi cuchi [sic.], diría Beto el Boticario) es terriblemente difícil asumir el papel de familiar, ya sea hijo, padre, esposo, suegro, concubino o entenado.
En el caso de My life without me, Ann (Sarah Polley) decide guardarse la delicadeza de confesarle a su familia que se va a morir de un cáncer malévolo, y en vez de ello trata de hacer las cosas que nunca hizo, en concreto acostarse con alguien mas y hacer que ese alguien se enamore de ella. En el camino, medio hace las paces con su madre gandalla (la punky Debbie Harry doin’ her thing) y con su padre convicto (Alfred Molina, que de preso nadie se la cree). Incluso parece que logra encontrarle una esposa de mismo nombre (Leonor Watling) al tarado de su marido (Scott Speedman), mismo que no enterándose jamás de que su esposa va a morir, ni de que le pone el cuerno con singular alegría en sus últimos días, jamás borra esa sonrisa estúpida de su rostro en hora y media.
En general la peli explora la fantasía de ‘¿Y que tal si yo me muriera?’, pues termina justo en el momento en que a Ann le empieza a resultar imposible moverse de su cama; por lo tanto nos vemos privados de manera misericordiosa de todo ese desfile de clichés dramáticos de la familia velando y sufriendo por la enferma, los pleitos legales de testamento, la aparición de hijos ilegítimos-amantes-acreedores por todos lados, y en cambio nos topamos con la shockeante facilidad con que Ann reordena su mundo, por supuesto ella misma se pregunta al final de la peli si realmente lo ha logrado; duda que supongo resuelve una vez que cae en cama y empieza a morirse de verdad, pues todo lo que hace en el transcurso de la historia es preparar su desaparición de una manera harto hipotética, pues ¿quien le asegura que Don se va a casar efectivamente con la otra Ann?, ¿Quién le asegura que esta tía no es alcohólica? ¿O que su marido cometa incesto contra las hijas por que le recuerdan a la madre muerta? ¿O que su padre al enterarse de su muerte se vuelva loco y se suicide?¿O que la amargada abuela se lleve a las nietas a la frontera para venderlas?.
Cúmulo de dudas aparte, no se niega que la peli esta bién realizada, la foto de Jean-Claude Larrieu es enorme y sorprenden los cameos de María de Medeiros y Esther García (nada mas y nada menos que la gerente de producción de cabecera de Almodóvar, y de Alex de la Iglesia) en el fallido toque cómico de la peli.
El sentimiento en general que tuve del personaje –y no se si esa era la intención– es que Ann era una verdadera hijaeputa egoísta, que al enfrentarse a la muerte se da cuenta que podría haberse desembarazado de toda su familia en un santiamén si hubiera tenido los pantalones para hacerlo.
Creo que por lo menos, eso rompe un poco el esquema de las pelis de enfermos terminales, eso es bueno para el cine…
…Y solo para el cine, por que –seamos honestos– no me sentí mejor ser humano al salir de la sala.

Mi vida sin mi (My life without me)
Canadá-España, 2003
Dir. Isabel Coixet

Sarah Polley
Scott Speedman
Deborah Harry
Alfred Molina
Mark Ruffalo

lunes, mayo 10, 2004

Mudanza

He aquí un artículo publicado con anterioridad en el blog de mi amigo Alfredo y en otro blog mío que pienso descontinuar:

Elephant

Gus Van Sant
2003


Elephant no es un documental que denuncie la decadencia del imperio gringo. Tampoco es un drama ficticio que pretenda reducir el fenómeno de los shooting galleries estudiantiles a la acostumbrada presentación de las minorías como culpables de todos los males que atacan a dicha sociedad.

El acercamiento que la película hace a las reglas de convivencia de los niños gringos me remitió un poco, por el lado visual a los documentales setenteros del Film Board of Canada, llenos de calidez e intención, pero asépticos en el tratamiento. Cada uno de los personajes responde a un estereotipo, como si a Van Sant se le hubiera ocurrido agarrarse un puñado de “chamaquillos de indias”,encerrarlos en su laboratorio de control y filmar su comportamiento.
Por el otro lado, ése tratamiento pseudo clínico logra mutar en algunos momentos para convertirse en peeks a la vida interna de los niños, esas partes de sus personas que el resto de sus compañeros se niegan a ver al momento de lanzarles papeles en clase o llamarlos freak, loser, fag, Etc. El título mismo de las película tiene que ver con una cita de Bernard MacLaverty acerca de cierto elefante que vive en la sala de una casa y cuya existencia es negada sistemáticamente.

Al salir del cine, una amiga (declaradamente anti-gringa) de pronto lanzó al aire una pregunta que me sorprendió viniendo de ella por su obviedad (¿?):
¿Por qué pasan este tipo de cosas?.
A mi se me ocurrió de pronto que crecer en medio de una sociedad tan obsesionada con la imagen del éxito debe ser bastante difícil para todas las niñas gordas de lentes gruesos. Es decir, si no me parezco ni de lejos a James Van der Beek gracias a mis estrabismo, o mi color de piel o mi sobrepeso, puede llegar un momento en mi vida en que eso se convierta en un punto crítico para conseguir una cita, y mas tarde un puesto laboral digno,y así ad nauseam…
Pensar con esta lógica debe ser aplastante para alguien cuya integridad apenas empieza a construirse, y si bien al crecer los niños se van haciendo conscientes de lo estúpida que resulta esa taxonomía del triunfo, tanto los oprimidos como los opresores se quedan con su cuota de prejuicios/resentimientos. Crezco pero me acuerdo…
Incluso podría armarse toda una teoría del resentido social para argumentar que “La Malvada Sociedad Imperialista Estadounidense” se lo merece, que alguien que trata así de mal a los pobres niños emigrantes o patizambos o de cabello oscuro (así de ridículos pueden llegar a ser los prejuicios) solo puede cosechar odio y amargura; y que entonces, es perfectamente plausible que un par de mocosos, hartos de que los empujen o les digan lerdos o les hagan el feo, ordenen rifles de alto poder por correo y hagan de su escuela un Columbine Chainsaw Massacre. Claro, podría ser. Tiene sentido.
Pero como siempre, no es así de simple.
Y abordar un tema tan escabroso como lo son los tiroteos en escuelas de la Unión Americana, con estudiantes reales como actores, en una escuela pública real como locación es un trabajo que tenía muchas posibilidades de caer en los lugares comunes o de volverse un panfleto inútil como el que más.
Sin embargo, el abandonar toda pretensión moralista y cualquier investidura de Soy un Artista Y puedo Juzgarte si Quiero, para limitarse a sugerir que quizás la solución esté en ESCUCHAR a los demás, terminó por ser a mi juicio el gran acierto de Elephant. Y si tomamos en cuenta la manera categórica en que la Cultura Norteamericana ha hecho oídos sordos a las quejas provocadas por sus pisoteos en otras latitudes, mas mérito tiene que de vez en cuando se vean estos clareos en el cielo tachonado de estrellas Hollywood.





Vive Latino 2004

Ayer fué el festival Vive Latino 2004, dos amigos y yo diseñamos la escenografía.
Fué realmente impresionante; vimos a casi 60, 000 personas metidas en el Foro Sol bajo toda clase de climas, desde el calor lépero pasando por las lloviznas mojapendejos hasta llegar al frío que te hace desear estar en casa dos metros bajo cobija...


esto es lo que hicimos!

Arrancando (o casi)

Esto es una prueba, para escribir de manera irregular y oblícua (como siempre), y para que además tengan que leerlo todos!

No olviden visitar al Sociopata Ternura!